De sobra es conocida la relación de amor odio que algunas personas mantienen con la comida. Normalmente son personas que su salud o su físico les han movido a dietas muy restrictivas. No es sencillo cambiar esa relación, pero se puede. La persecución de esta meta es la que me movilizó a invertir mis esfuerzos en ofrecer un servicio de nutrición y dietética desde mi consulta de psicología, desarrollando una metodología de trabajo que incluye y tiene en cuenta los aspectos emocionales y motivacionales implicados en los cambios de hábitos.
Y ahora, la psiquiatría nutricional a través del estudio SMILE (primer estudio clínico controlado aleatorizado para probar una intervención dietética como tratamiento para la depresión) añade una nueva razón:
"Mejorar la forma en la que comemos, mejora el estado de ánimo en las personas con depresión"
¿De qué forma influye la alimentación en nuestros estados de ánimo?¿Puedo ingerir alimentos que me ayuden a superar la depresión?¿qué tipo de hábitos me ayudan y cuáles no?¿puedo cambiar mis hábitos aún con un bajo estado de ánimo?
Este estudio australiano reclutó a participantes de la comunidad que informaron experimentar síntomas depresivos de moderados a graves. En el ECA simple a ciegas de 12 semanas, los dietistas aconsejaron a los participantes seguir una dieta mediterránea modificada (ModiMediDiet) que incorporaba los principios de la dieta mediterránea tradicional de Grecia con los alimentos adicionales comúnmente consumidos en Australia (incluida la carne roja y la leche). En comparación con una condición de control de apoyo social, el grupo de dieta mostró mayores mejoras en los puntajes de depresión y mayores tasas de remisión (32% versus 8%). Los resultados se produjeron independientemente de los cambios en el IMC, el tabaquismo o la actividad física, pero se correlacionaron fuertemente con el grado de cambio en la dieta.
Este estudio de psiquiatría nutricional proporciona la evidencia de que mejorar la dieta es eficaz para tratar los episodios depresivos mayores, así como evidencia que apoya la causalidad.
Es importante destacar que en el estudio también se demuestra que es factible trabajar con personas con enfermedades mentales para mejorar su dieta, a pesar de la fatiga y la poca motivación que a menudo se produce con la depresión. La depresión también aumenta el riesgo de enfermedades crónicas, como la obesidad, la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares. Mejorar la calidad de la dieta de las personas con depresión también beneficiaría estas condiciones.
No obstante, el tamaño pequeño de la muestra y la incapacidad para cegar a los participantes a los grupos son claras limitaciones que requieren estudios adicionales para confirmar los resultados. Animamos a que la psiquiatría nutricional continúe trabajando para ofrecernos más datos que abalen y animen nuestros esfuerzos.