Cuando el conflicto vuelve invisibles a los niños y niñas

La separación, el divorcio, de una pareja con hijos o hijas cada vez con más frecuencia da paso a un sin fin de discusiones y conflictos entre ambos que entorpece las tareas que cada uno de ellos debe cumplir en su rol como padre y madre. Las necesidades de los niños y niñas, se vuelven así cada vez más invisibles, llegando a confundirse con las necesidades de los adultos y por tanto corriendo el riesgo de quedar insatisfechas.

Es lógico pensar que si una pareja toma la decisión de separarse es porque las cosas entre ellos no son fáciles. El entendimiento y la comprensión el uno del otro puede ser una de las cuestiones más afectadas, esto, sumado las dificultades propias de la organización de una nueva vida por separado (económicas, de organización de horarios, nueva vivienda…) hace que estos momentos se vuelvan verdaderamente estresantes para los adultos. Pero, ¿qué pasa con los niños y las niñas?

La separación desencadena multitud de emociones en los niños y niñas, destacando miedos y ansiedades que acompañan al cambio de estilo de vida que necesariamente se produce tras la toma de esta decisión por parte de sus padres. Los adultos, padre y madre o al menos uno de ambos, son quienes deben hacerse responsables de ofrecer al niño o niña los mensajes de seguridad y protección que estos necesitan.

Las reacciones y los desajustes iniciales son inevitables. Los niños y niñas, tras la separación de sus padres, sufren y este sufrimiento es visible en diferentes reacciones dependiendo de la edad, las circunstancias y la propia personalidad del niño o niña.

Ahora bien, tras un tiempo de adaptación, de ajuste a la nueva situación, los niños y niñas se adaptan y las reacciones iniciales van desapareciendo, siempre y cuando exista una adecuada cobertura de sus necesidades por parte de sus padres, madres y/o otros familiares con los que el niño/a se siente vinculado. Y está claro que cuando el conflicto permanece, este segundo punto se complica.

Este artículo pretende devolver la atención a las necesidades de sus hijos e hijas en estas situaciones. El conflicto abierto entre ambos adultos, a veces incluso entre miembros de ambas familias políticas es frecuente que se alargue en el tiempo, despertando en ambos emociones de rabia, rechazo e incluso asco, pero estas emociones no pueden ser excusa para que padres y madres o al menos uno de ellos deje de ejercer sus obligaciones.

No dejes que el conflicto, por intenso que sea, impida que veas lo que necesitan tus hijos/as.

OBLIGACIONES DE LOS PROGENITORES EN LA SEPARACIÓN Y EL DIVORCIO (2012, Fariña y Arce)

Obligación de dejar al margen de las disputas conyugales a los hijos e hijas, centrándose en su rol parental y en las necesidades de estos.

Obligación de separar el rol conyugal del parental, de manera que padre y madre colaboren para dar una respuesta eficaz a las necesidades de sus hijos e hijas.

Obligación de tomar conciencia de que los hijos e hijas no son un bien ganancial a repartir, sino una responsabilidad parental para ambos progenitores.

Obligación de disminuir la tensión, destacando los aspectos positivos de la separación o el divorcio.

Obligación de entender que la ruptura es un proceso traumatico que afecta a todos los miembros de la familia y muy especialmente a los hijos e hijas. Por lo tanto, estos precisan ayuda y apoyo para superarlo.

Obligación de promover una imagen positiva del otro progenitor, de modo que no se fomente el deterioro y el descrédito del otro.

Obligación de no permitir que los hijos e hijas escojan entre uno u otro progenitor o que decidan en que lugar quieren vivir.

Obligación de manifestar y hacer sentir a los hijos e hijas que siempre podrán contar con ambos progenitores.

Obligación de dar oportunidad a los hijos e hijas de expresar sus sentimientos, ayudándoles a entender y a superar las cogniciones y emociones nocivas de un modo constructivo y positivo.

TEN EN CUENTA…

Los niños y niñas necesitan de ambos padres, es mas, tienen derecho a relacionarse con ambos. Y esto es independiente de lo torpes, o poco habilidosos que sean sus padres o madres.
Los niños y niñas no pueden convertirse en el paño de las lagrimas de sus padres. Ellos no son quienes deben ayudar a sus progenitores a salir del bache de la separación. Los progenitores deben saber buscar dónde y en quién apoyarse, sin responsabilizar a sus hijos e hijas de aquello que no es su tarea.
Los progenitores son responsables de ayudar a sus hijos e hijas a superar las consecuencias emocionales indeseables de la separación y adaptarse satisfactoriamente a la nueva situación.

Es labor de nosotros, los profesionales de la psicología, ayudar a padres y madres a volver su mirada a las necesidades de sus hijos e hijas, haciendo éstas más y más visibles. ¡Mantén cerca tu lupa!