y…socializar, compartir espacio físico con sus compañeros, estar en el parque, jugar con otras personas, ver a sus abuelos y estar con sus primos, pasear, saltar, correr, tomar el sol y el aire…Y no hacerlo les está haciendo sufrir.
Notamos cosas en ellos que no son "normales" porque la situación a la que se enfrentan no es una situación de normalidad.
De acuerdo en que son fuertes, aguantan, en que son capaces de adaptarse a las peores situaciones, en que están contentos de pasar más tiempo «en familia», en que esto obliga a los adolescentes a volver a disfrutar de «tiempo y tareas en familia».
Sabemos también que saldremos de esta habiendo aprendido cosas útiles, sí, sabemos que habrá aspectos de los que estamos viviendo que nos reforzarán en el futuro…Los profesionales tenemos la responsabilidad de transmitir que esta situación desatiende necesidades psicológicas y emocionales de los niños y niñas y que eso tiene efectos, más o menos estables, con más o menos repercusiones futuras en ellos.
Iñigo Ochoa de Alda, Psicoterapeuta y profesor de la Facultad de psicología en la Universidad del Pais Vasco, lo dice alto y claro en este video, «obviar esta realidad hace daño a las familias que están viendo en sus hijos e hijas comportamientos y manifestaciones de sufrimiento derivado de la situación de confinamiento».