Cuando lo que haces «no sirve para nada»
clinicayuremadelafuente
¿Has jugado alguna vez con aventuras gráficas? Me pareció muy interesante cuando una compañera dietista- nutricionista, Verónica Sánchez me comentó la sorprendente similitud que ella encontraba entre las experiencias vitales de las personas y las aventuras gráficas de los videojuegos. Así que yo que ni corta ni perezosa le dije: ¡escríbelo!
Puede que en alguna ocasión hayas sentido que lo que estabas haciendo, un curso, un título, un trabajo… no te servía de nada. O puede que ante una experiencia vital dolorosa buscases fórmulas mágicas para sentirte mejor y evadirte de ese dolor o de esas sensaciones desagradables. La vida está llena de experiencias desagradables o aburridas que cuando las experimentas no siempre tienes claro de qué manera éstas podrían llegar a beneficiarte en el futuro.
Si alguna vez has jugado a videojuegos, especialmente de tipo rol, te resultará familiar el momento de la historia en el que vas obteniendo objetos. Posiblemente tu misión principal en el videojuego dependa de encontrar esos objetos.
A veces son objetos que te sirven de forma muy clara, como una espada o la llave que abre la puerta que tienes enfrente, pero otras son un poco menos evidentes como por ejemplo una pulsera dorada.
Cuando estás jugando y tu personaje consigue una pulsera dorada a la que no ves utilidad, piensas «¿y yo para qué carajo quiero esto?, me podía haber salido un arco, que me hacía falta para asaltar al castillo y salvar el reino». Pero sin más, tienes que seguir a delante. Descubres que si asaltas el castillo, te dan caza, así que no es la mejor manera (Menos mal que guardaste la partida antes de entrar al castillo…)
Haces que tu personaje hable con un granjero que te dice que puedes entrar al castillo sin ser visto, pero para ello necesitas una capa de invisibilidad, y que ésta, sólo te la puede dar un druida. ¡Ya está! Corres con tu personaje a la casa del druida, no sin antes tener que pelear con unos cuantos trasgos.
Llegas a la casa del druida y le pides que te de la capa de invisibilidad. Pero te dice que no, es un hombre que parece amargado, gruñón y solitario. Así que no hay discusión, no te da la capa. Hablas dos veces con él, pero el videojuego no te da más opción, no te da la capa.
Al irte, descubres que su amargura se debe a que la persona que ama tiene una maldición que les impide verse, y que dicha maldición sólo se podría romper con una pulsera dorada… una exactamente igual a la que tú tienes, a esa pulsera que no querías coger, esa que hubieses tirado a la menor oportunidad.
Así que corriendo, vuelves a la casa del druida y le enseñas tu título… perdón, ¡la pulsera! y el druida se da cuenta de que si contrata a alguien con ese título le dan una subvención, ¡perdón! se da cuenta de que si entrega esa pulsera al brujo maldito, podrá por fin volver con su amor. Así que accede a darte un trabajo, ¡vaya, perdón! a darte la capa de invisibilidad que te permita entrar en el castillo y salvar al reino.
Verónica Sánchez
Te animamos a enfoques las experiencias por las que ahora estás pasando con una mirada amplia que te permita ver más allá de las emociones que éstas te desencadenan en el momento actual. Afronta con paciencia este momento, busca apoyo si fuese necesario y una vez pasado, espera conocer la utilidad de estos resultados.