¿Familias «maduritas»?La parentalidad tardía
clinicayuremadelafuente
Pues sí, maduritos y maduritas. Y no por su edad sino por su <<madurez>>.
Padres y madres que antes de serlo han querido estructurar su vida, ofrecerle al niño o niña un contexto «ordenado» en el que crecer. Y porqué no, también han querido cumplir metas profesionales, llegar a objetivos personales que les generan gran satisfacción (viajes, experiencias vitales…) para después, una vez cumplidos, dedicarse a sus hijos e hijas satisfechos, contentos por no haber aparcado sus vidas por ellos.
Es un hecho que la paternidad y la maternidad se han ido retrasando a lo largo de estos años y la tendencia, lejos de desaparecer, continúa. La edad media a la que se tiene el primer hijo o hija ha aumentado considerablemente situándose en la actualidad en España entorno a los 32 años.
Sin embargo los factores sociales que han provocado esta tendencia no han ido acompañados de cambios biológicos. No cabe duda que este retraso no es lo ideal para la biología de la mujer y del hombre, sin embargo los avances de la medicina hacen de la edad una barrera salvable. Y esto, junto con las posibilidades que ofrecen otras formas de parentalidad cada vez más extendidas, como la adopción o la maternidad subrogada, convierten la maternidad tardía en una realidad posible.
Padres y madres que tienen su primer hijo con más de 35 años. Padres y madres más conscientes, cuya decisión ha sido fruto de una elaborada planificación. Hijos e hijas muy pensados, muy deseados. Esto hace que la vinculación afectiva se produzca con mayor probabilidad durante la gestación del bebé. Siendo éste un factor de protección relevante durante la crianza en los primeros años.
Para los niños y niñas la edad de sus padres no es un factor determinante cuando sus familias tienen estilos de vida activos, se relacionan con personas más jóvenes que tienen hijos e hijas de la misma edad, disponen de una familia extensa joven…
En cambio hay algunas dificultades que van asociadas a la edad:
- La más relevante es el salto intergeracional que se produce. Esta diferencia hace que en muchas ocasiones, en plena crianza de los niños y niñas los padres deban además hacerse cargo de los abuelos, siendo estos padres y madres una generación a la que en muchos círculos se refieren como «generación Sandwich».
De este modo los abuelos y abuelas, lejos de constituirse como un rol de apoyo en la crianza de sus nietos, se convierten en personas dependientes.
- Los apoyos en la edad adulta tienden a ser también reducidos. No suelen tener hermanos y sus familias extensas son ya muy mayores cuando ellos son adultos por lo que disponen de pocos apoyos familiares.
- En ocasiones, durante la infancia, la red social de iguales tiende a ser reducida. El círculo social de sus padres constituye con frecuencia un círculo de adultos, pues los hijos e hijas de los padres y madres con las que se relacionan son ya mayores.
Si eres padre o madre maduro o estás esperando serlo, tu madurez y sabiduría te ayudarán a que sepas cómo compensar adecuadamente los inconvenientes que podría tener para tu hijo o hija:
- Rodéate de gente con hijos e hijas de edades similares al tuyo. Seguro que sabes aprovechar las oportunidades que el entorno te irá brindando para hacer nuevas amistades con las que a la vez de disfrutar tú también lo puede hacer tu hijo o hija.
- No le críes solo solo. No es positivo ni para tí ni para tu hijo o hija. Aunque tus padres sean ya mayores, busca otros apoyos en tu entorno cercano que puedan enriquecer las relaciones familiares de tu hijo o hija y con los que pueda desarrollar una vinculación afectiva positiva.
- Manten un estilo de vida activo. Tu hijo o hija necesita que le enseñes a disfrutar de la vida y para eso no le servirán las «batallitas» que le cuentas sobre lo que has vivido, los viajes que has hecho, los aprendizajes y enseñanzas que la vida te ha dado…necesita que le enseñes a vivirlo, que planifiquéis juntos actividades, que disfrutéis juntos de aficiones…
- Disfruta de la tranquilidad que te proporciona tu madurez, tu estabilidad y tu trayectoria, si sabes aprovecharlo te harán vivir de manera muy satisfactoria la crianza de tus hijos e hijas, volcándote en sus necesidades y reduciendo el estrés que despierta la paternidad y maternidad.