El domingo 9 de octubre, en el suplemento dominical de periódico El Comercio salió publicada una entrevista que me gustaría transcribir al blog para poder compartirla. Reflexionar socialmente sobre los problemas que nos atañen ayuda a las personas que los sufren a vivir éstos con normalidad y buscar el apoyo que necesitan para afrontarlos.

Gracias a José Cezón periodista del diario El Comercio por preocuparse por temas de actualidad.

Efectivamente, es un proverbio africano que a los profesionales que estamos en contacto con familias que “crían” nos gusta mucho, describe brevemente algunas necesidades básicas tanto de las familias como de los niños. Los humanos, adultos y niños, somos seres sociales. Las familias necesitan apoyos, necesitan sentirse acompañadas y sus hijos requieren de modelos diversos con quienes enriquecerse de multitud de aprendizajes.

Como profesional no quiero dar “consejos”, no me gustan las orientaciones genéricas, tendemos a utilizarlas como “recetas de cocina”. En cada familia, dependiendo de sus circunstancias individuales, cada abuelo o abuela ejercerá tareas y funciones diferentes y no tienen por qué ser adecuadas o inadecuadas; eso sí como nieta les diría que por muchas responsabilidades que les toque ejercer ¡acuérdense de disfrutarlos!

 ¿A los 32?¿Sólo? aún pensé que sería más…Sin duda influye, aunque más que la edad, yo hablaría de estilos de vida y hay personas con edad que tenemos estilos de vida muy activos. Y afortunadamente cuando los niños se crían en “tribus” los padres y madres no son el único referente de educación, estimulación y aprendizaje.

Yo diría más bien que existen perfiles de mayores que no se adaptan a niños que sufren dificultades.

 Lo que define la mayoría de edad de una persona no es su comportamiento, sea delictivo o no, sino los años que tiene. De todas formas ser menor de edad no exime de responsabilidades debiendo responder también por sus actos, de esto te hablarían mejor alguno de los chavales con los que trabajamos en Sumando y que se encuentran cumpliendo medidas judiciales.

 ¡Dios, no! ¿qué sentido tendría mi trabajo sino? Hay un libro de Boris Cyrulnick cuyo título resume lo que la ciencia nos ha evidenciado sobre esto “Una infancia infeliz no determina la vida”…

 Buff. A mí me gusta situarme en el punto de vista de los niños y ellos no entienden de custodias, bueno y los que sí entienden no lo harían si sus padres no les hubiesen metido en historias que no les corresponden…
Los niños necesitan de ambos progenitores y del que no obtengan la implicación que necesitan, sea porque no quiere, sea porque no le dejan, le echarán en falta, en ocasiones sin ni siquiera ser conscientes de ello. Esta es su necesidad, los adultos que la organicen como quieran: custodias, visitas…

 Esto como la sexualidad: A los adultos nos encantaría retrasarlo cuanto más mejor, es evidente que se asumen riesgos así que ya de hacerlo nos toca enseñarles a protegerse bien…

Pues no, aunque creo que TOODOS los padres que han pasado por mi consulta o por las charlas que imparto comparten que “las pantallas” tienen una característica inherente a ellas: cuando te acercas te abducen, así que si quieren que sus hijos tengan vida no queda otra que regular el tiempo que pasan junto a ellas.

 No podría definir una consulta más frecuente. Al igual que en otros tipos de parentalidad no hay un tipo de consulta estrella, son diversas. Algunas tienen que ver con la adopción pero muchas otras no.

Que se forme, se informe y defina con claridad su proyecto: hasta dónde puede asumir y hasta dónde no, qué puede ofrecer a un niño adoptado y qué no puede ofrecer.

 La “cruda realidad” es una valoración muy nuestra, para ellos es “su realidad”, sin adjetivos. En ningún momento podemos perder de vista que allí reside su familia y ¿qué puede haber más importante para ellos que su familia?

 Son las emociones las que nos ayudan a cambiar nuestros hábitos a largo plazo. No es posible un cambio en nuestra forma de alimentarnos y en nuestros hábitos de ejercicio sin una adecuada gestión de las emociones generadas, podemos conseguirlo solos o con apoyo profesional pero esto es necesario.

 No es de mi cosecha, al primero que se lo escuché fue al prestigioso cardiólogo Valentín Fuster. Con un ejemplo se entiende mejor: Todos sabemos que comer de restaurante incrementa los riesgos de sobrepeso y otras cuestiones poco favorecedoras de la salud frente a los riesgos que pudieran tener las comidas caseras. Ahora bien si por nuestro trabajo debemos comer fuera de casa, ¿qué hacemos? ¿vamos con el tuper a todas partes? ¿y si en nuestro trabajo tenemos que viajar?

Afortunadamente hay formas diferentes de comer comida de restaurante y podemos establecer los cambios en este sentido.

¡Sí! Hace ahora tres años fundamos la Asociación Sumando buscando poder sacar adelante algunas iniciativas de apoyo psicosocial a familias encaminadas a fomentar la parentalidad positiva y el buen trato a la infancia como herramientas indispensables para un futuro mejor. Desde ella colaboramos con el sistema de protección de menores a través de diferentes proyectos: en centros de menores, con familias separadas y divorciadas, con familias adoptivas…