Con frecuencia nos encontramos en la consulta de psicología niños y niñas cuyas experiencias de maltrato, negligencias y abusos han tenido secuelas importantes en su capacidad de aprendizaje.

Familias y profesionales de la escuela nos recalcan: “tiene una buena capacidad cognitiva, su cociente intelectual es medio o incluso alto pero no hay forma, no se esfuerza”; “con frecuencia no hace las tareas, no estudia, pierde el tiempo, su atención se dispersa continuamente, le digo una cosa y hace la contraria, se bloquea en los ejercicios de razonamiento por evidentes que sean”; “miente, esconde libros, no apunta en la agenda”; “discute una y otra vez cuando toca ponerse a hacer las tareas”…

Todas estas conductas llevan a familias y profesionales al terreno de la desesperación. Tienen la sensación de haberlo probado todo. Primero, proporcionan apoyos y ayudas extra al niño/a: contratando clases particulares, profesores particulares, apoyos fuera del aula, adaptaciones…Cuando los apoyos no son suficientes, con frecuencia el siguiente paso son los castigos, la planificación de recompensas si cumple tareas, las economías de fichas en el colegio, las reprimendas, discusiones, charletas…

Familias y niños/as llegan a la consulta de psicología desanimados, cansados, enfadados. Con un ambiente familiar hostil donde en muchas ocasiones ha llegado a romperse la comunicación y a abrirse una importante brecha afectiva entre los niños, sus familias y los docentes.

Al explorar a los niños y niñas en la consulta de psicología, observamos efectivamente una buena capacidad cognitiva pero importantes deficiencias en sus habilidades y capacidades emocionales, necesarias para gestionar adecuadamente las frustraciones propias de todo proceso de aprendizaje.

Sus experiencias pasadas, la falta de estimulación, el maltrato y el abandono experimentados han tenido consecuencias serias sobre su desarrollo madurativo. La adopción, por buena que haya resultado la adaptación, no las hace desaparecer de un plumazo, sobretodo cuando hablamos de niños y niñas de más de 5-6 años.

Encontramos evidentes síntomas de un sistema nervioso inmaduro, les falta el rodaje necesario en el ambiente apropiado para poder desarrollar algunas de las capacidades imprescindibles para gestionar de forma adecuada la autonomía e independencia exigida para su nivel escolar.

1. MODIFICAR EL ENTORNO Y NUESTRAS ESTRATEGIAS, con el fin de crear un contexto más apropiado para que el niño/a pueda desarrollar las bases necesarias que le permitan “aprender a aprender”. ¿Cuál es la capacidad de aprendizaje de un cerebro estresado, ansioso, enfadado, desbordado?  Nadie sabe qué les pasa ni que hacer con ellos, su entorno se llena de mensajes del tipo “no lo haces porque no te da la gana” ; ”nos es estás tomando el pelo y esto lo voy a cortar yo rápido”; «castigamos, quitamos refuerzos, prometemos premios si lo consigue…»

Las exigencias del entorno están por encima de sus posibilidades, no están preparados para gestionar adecuadamente situaciones a las que les estamos sometiendo una y otra vez. Todo ello les lleva a entrar en una dinámica de estrés, ansiedad…en la que reaccionan con alerta y a la defensiva a un entorno que les resulta hostil y caótico. Se bloquean y se reduce su capacidad de aprendizaje.

Demos un paso atrás. Modifiquemos las estrategias de enseñanza, centrándonos en ayudarle a desarrollar las habilidades que necesita para poder afrontar con éxito las demandas actuales del entorno. (leer más en pag. 195-235  «El niño abandonado»-Niels Peter Rygaard)

1. DAR AL NIÑO UNA VISIÓN COMPRENSIVA DE SU PROBLEMA. Necesita entender porqué le pasan las dificultades que tiene para ayudarle con ello a generar una visión positiva de sí mismo, alejada de “me porto mal, soy un niño malo” que ha podido ser alimentada hasta ese momento. Explicarle que haremos determinadas cosas de forma diferente porque aún no está preparado para hacerlas de forma adecuada y que retomaremos cuando lo esté: p.e. a partir de ahora la profe se encargará de comprobar que apuntas correctamente los ejercicios para evitar que tengas la tentación de mentirnos; desde mañana ya no tendrás que comunicarme mensajes de la profe, ella me llamará directamente; revisaremos juntos, cada día, que no traigas nada en tu mochila que no sea tuyo
2. DISEÑAR UN MÉTODO SECUENCIAL PARA TRABAJAR CON SUS PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO. Prioricemos sobre qué conductas trabajaremos primero y cuando estén afianzadas, pasaremos a otras. Todo al mismo tiempo resultará abrumador para él pero también para nosotros, encargados mediante estos métodos, que cumpla con éxito la adquisición de los aprendizajes que necesita.

Cambiemos el foco de atención, hasta ahora centrado fundamentalmente en el comportamiento del niño/a y sus deficiencias. No estamos ante un problema de falta de disciplina y por tanto las soluciones no son los castigos y ni los refuerzos. La propuesta que os traigo está dirigida a modificar el entorno para dar tiempo y espacio a que el niño/a desarrolle las habilidades que necesita para, una vez preparado, pueda aprender y retener los contenidos del aula.

«EL NIÑO ABANDONADO», Guía para el tratamiento de los trastornos del apego- Niels Peter Rygaard.

Con esta lectura entenderéis mejor lo que les pasa a los niños y niñas que tienen estas dificultades y encontraréis pautas concretas para aplicar estrategias eficaces. Recomiendo fundamentalmente de la pagina 195 a la 235.

«INDÓMITO Y ENTRAÑABLE», El hijo que vino de afuera- Jose A. Giménez Alvira

Es un relato de un padre adoptivo que además es profesional de la adopción. Lectura a mena que relata la dura experiencia de esta famiila y las claves que les ayudaron a sacar adelante a un menor con graves problemas de comportamiento que en el momento de la redacción del relato tiene ya 30 años.

GUÍA PARA EL APOYO EDUCATIVO DE LOS NIÑOS CON TRASTORNOS DEL APEGO-José Luis Gonzalo Marrodán

¿PORQUÉ LES CUESTA TANTO APRENDER A MIS HIJOS? ENTRE HIPOCAMPOS Y NEUROGÉNESIS- L Rosa María Fernández García