Inicio Publicaciones Doblarse sin romperse

Doblarse sin romperse

Doblarse sin romperse
febrero 22, 2016

clinicayuremadelafuente

Nos doblamos, pero no nos rompemos

Las experiencias de vida difíciles, sobretodo cuando estas suceden en etapas tempranas, dejan huellas sobre nosotros. En cambio, la investigación demuestra que de adultos la mayoría de las personas con infancias difíciles consiguen «normalizar» sus vidas, llegando incluso a integrar las experiencias dolorosas de su infancia como fortalezas (Hawai:»Vulnerable but invincible» Emmy werner y Ruth Smith).

Los sucesos difíciles de la infancia o de cualquier otra etapa de nuestra vida, provocan en nosotros efectos que en muchas ocasiones son muy dolorosos pero que consiguen ser transformados en el tiempo. De esta manera, las experiencias difíciles pueden llegar a ser vistas por la persona como experiencias que hacen de ellos personas «especiales», quizás más sensibles a determinadas situaciones, puede que más empáticas con determinadas circunstancias o incluso más fuertes, con más habilidades de superación. Esta es la meta de la psicoterapia: Ayudar al paciente a reconstruir lo sucedido de forma que en lugar de dañarle consiga fortalecerle.

Pero ni siquiera siempre es necesaria. La forma en la que los adultos de referencia ayuden a la persona a enfrentar estas experiencias es vital para conseguir una adecuada superación.

A lo largo del tiempo nos damos cuenta de que no son las experiencias vividas en sí mismas las que influyen sobre nosotros mismos sino la construcción que hacemos de estas experiencias. Surgen de esta idea las «terapias narrativas» desde las que se ayuda al paciente a re-elaborar los sucesos pasados de forma que resulten «psicológicamente» más fáciles de asimilar, de integrar y de superar.

IMG_20160222_172250 (1)Ben Furman en un interesante libro («nunca es tarde para una infancia feliz») combina algunas reflexiones interesantes sobre qué es lo que hace a las personas salir adelante, con el testimonio de 300 personas que han vivido experiencias de maltrato, abusos sexuales, abandono, conflictos familiares…durante su infancia.

  • ¿Qué ayuda a las personas a sobrevivir a infancias duras?
  • ¿De qué les han servido en sus vidas el haber pasado por situaciones tan duras?
  • ¿Cómo se las han arreglado para disfrutar en momentos posteriores de la vida de las experiencias que se les negaron a lo largo de su infancia?

Es posible que la pregunta de si la infancia nos afecta sea más compleja de lo que estamos acostumbrados a pensar. Las experiencias pasadas producen en nosotros sus efectos, pero no de forma directa.

El ser humano no es como la bola de billar, cuya reacción a la coliisión se puede calcular matemáticamente. Se parece más al perro que recibe en la cabeza el golpe del palo que alguien le ha lanzado. El perro le puede lamer la mano a quien le tiró el palo, puede echar a correr, quedarse quieto y gemir o pensar que la persona quiere jugar con él. Su reacción depende de muchos factores.

No podemos cambiar la historia, lo que ocurrió pasó de verdad. No podemos borrar lo que nos haya sucedido, ni deshacer lo que hayamos hecho, pero sí podemos, y en muy alto grado, influir en cómo percibimos los sucesos pasados y en lo que significan para nosotros. El pasado no es una simple crónica, el registro en orden cronológico de lo que realmente nos ocurrió. Es una historia viva y que cambia a medida que se va contando, con nuevos énfasis,significados, explicaciones y consecuencias (Ben Furman).