La adopción:una forma de tener padres y madres
clinicayuremadelafuente
Y no una forma de tener hijos y/o hijas…
La adopción se define técnicamente como una medida de protección a la infancia dirigida a satisfacer el derecho que tiene todo niño y toda niña a crecer en una familia.
Comúnmente tendemos a considerar la adopción como “una forma de ser padres/madres”, quizás porque es frecuente pensar que esta medida satisface la necesidad de los adultos de convertirse en padres/madres.
Pues no, la adopción parte de una realidad presente en nuestra infancia: la existencia de niños/as que por diferentes razones no pueden crecer en el entorno de las familias donde han nacido. Si no existiesen niños y niñas que lo necesitasen, la adopción no existiría, por repleto que estuviese el mundo de padres y madres deseosos de cuidar, de mimar, de amar, de educar…
La adopción es por tanto “una forma de tener padres y madres”. Siguiendo con el lenguaje con el que comenzábamos esta cadena de artículos, la adopción pretende dar respuesta a aquellos niños/as que de otro modo no podrían vivir sintiéndose “hijo/as”.
La adopción es una medida de protección a la infancia dirigida a satisfacer el derecho que tiene todo niño y niña a crecer en una familia.
¿Porqué un niño o una niña llega a la adopción?
Aunque sea “de cajón”, uno se convierte en padre/madre biológico cuando tiene un hijo/a. Pero esto no implica, ni que sea el mejor momento, ni que esté preparado, ni que sus circunstancias le vayan a permitir atenderle como necesita. Por supuesto, nadie evalúa si tenemos los conocimientos o las habilidades necesarias para cuidarle y educarle como va a necesitar, entre otras cuestiones porque resulta imposible anticiparse a sus necesidades concretas.
Esto hace que en algunas ocasiones encontremos padres/madres que son negligentes en el cuidado de sus hijos/as, que tienen con ellos comportamientos que les generan daños, físicos o emocionales; y en otras, familias que valoran sus circunstancias como inadecuadas para el desarrollo de su hijo/a, deseando para ellos/as un entorno “mejor”, “más preparado”, donde el menor pueda crecer “más protegido”.
Entendemos que cualquiera de estas circunstancias genera en nosotros emociones encontradas. En muchos casos, lejos de experimentar sentimientos de empatía, nos desencadenan rechazo, incomprensión, asco. Pensar en que algo “malo” le pase a un niño/a, despierta en TODAS las personas sentimientos de protección.
¿Qué les pasa a estos padres y madres? ¿cómo puede llegar a hacer daño a un niño/a? Son preguntas que en algún momento nos hemos hecho todos. Preguntas que también se han hecho las familias que se ofrecen para la adopción. Preguntas que los niños/as adoptivos necesitan que sus padres/madres adoptivos les ayuden a responder.
Por este último motivo, pido a quien lea estas líneas que no juzguen a las familias biológicas, que reflexionen un poco más llegando a plantearse cuáles son las circunstancias que llevan a un padre y a una madre a no poder o no saber hacerse cargo de sus hijos/as.
Muchos de estos padres y madres no han recibido en sus carnes los cuidados, el amor, la ternura, no han tenido oportunidad para adquirir las actitudes, las habilidades necesarias para ejercer un rol responsable; a otros lo que les sucede es que viven llenos de problemas que ni siquiera les permiten cuidar de sí mismos; les abruman sus preocupaciones por la falta o la inseguridad en los medios económicos, sociales y de vivienda…y en la mayoría de los casos, concurren al mismo tiempo varias de estas circunstancias.
Este artículo forma parte de una serie de 4 publicaciones. Para consultarlas puedes hacer click en los siguientes enlaces: